Una boda es el evento del año para los familiares, amigos y los novios. Algunos con más antelación que otros, discurren diferentes ideas para el día escogido. Las invitaciones son el primer elemento que se debe crear, sin embargo, para hacer las invitaciones tendremos que tener cerrados casi todos, por no decir todos, los detalles de la boda.
El lugar de la ceremonia y la celebración posterior
Antiguamente se hacía cada una por un lado, primero los invitados asistían a una iglesia, la parroquia a la que pertenecía la novia, después los novios se iban a hacer el reportaje de fotos, mientras que nuestros seres más queridos se iban desplazando al restaurante dónde iban a celebrar el banquete.
Hoy en día, esta tendencia esta cambiando, se buscan lugares en los que se pueda hacer todo a la vez, como fincas o sitios emblemáticos que disponen de alquiler por horas. La pareja ya es matrimonio oficial antes del día escogido. El día de la celebración simplemente hacen el paripé con algún maestro de ceremonias que no necesariamente es un juez o un cura.
El banquete y la comida
Estamos más acostumbrados a asistir a grandes salones de hotel dónde nos ofrecen un menú bastante «cool» si estuviéramos en los 80´s, el típico coctel de gambas en una piña vacía y cordero asado posterior.
Los invitados tienen un mapa qué les muestra dónde y con quién se sentarán, algo que por los líos familiares siempre acaba disgustando a alguien y que causa bastantes dolores de cabeza a los novios, lo mejor en consensuar y buscar que además de la pareja, todos los invitados se sientan cómodos, ese día es para todo menos para tener o generar problemas.
Al igual que con el lugar de la boda cambian los menús, si lo hacemos en una finca puede que los invitados ni se lleguen a sentar para que alguien les sirva un entrante, primero, segundo, postre y la bebida oportuna, si no que con elaboraciones más sofisticadas y de un sólo bocado atiborran igualmente a las personas más cercanas con la finalidad de celebrar su boda.
Y ¿después del postre?
Antes en las bodas se llamaba a un grupo de músicos que tocasen los éxitos del momento con organillos incluso para amenizar la tarde o la noche. Se vestían con sus mejores galas y a disfrutar bailando en los salones gigantes que los novios han reservado. Esto ya ha cambiado, en los hoteles disponen de una lista de DJ´s que podrán pinchar para los novios, otras son la propia pareja quién decide el que asistirá.
Reservar a un DJ para la boda también es algo que se hace si hacemos la celebración al aire libre, en una finca o patio, la diferencia será que además tendremos que alquilar el equipo de sonido para que ni las abuelas se queden sin bailar porque no escuchan la música.
Los más pequeños
Puede que entre los invitados haya padres con niños menores a su cargo, pueden optar por varias opciones, uno que se queden con algún otro familiar o amigo que no esté invitado a la boda, dos que asistan porque son muy educados y sus padres estén pendientes de ellos, tres que los novios busquen a un animador para que los entretenga mientras pasan las cosas de mayores. También puede pasar que se conviertan en protagonistas, porque sus padres se casan después de nacer y quieren que participen.
Las temáticas
Por lo general la boda ya es una temática de por sí, se ha hablado y se han hecho tantas a lo largo de la historia que todas tienen elementos comunes entre sí, la unión de los enamorados y la celebración, sin embargo, cada vez más se ven bodas en las que invitados deben ir disfrazados, porque los novios así lo han decidido, esto suele ir ligado a las inquietudes y gustos de los tortolitos.
De época, de Star Wars, de los pitufos, todo es válido para que el día de la boda se convierta en el más bonito, o al menos de los más, que vivirán los futuros casados.
Las invitaciones
Antes en un folio dentro de un sobre se llevaban a los hogares de los invitados, se merendaba juntos y a la siguiente parada, esto era algo más fácil que ahora, pues la pareja y los familiares vivían sino en las mismas ciudades en pueblos muy cercanos, hoy en día esto ha variado mucho, quien más, quién menos se ha desplazado de su ciudad natal en busca de trabajo, oportunidades o detrás del amor, lo que eleva demasiado los gastos con desplazamientos que con internet podríamos evitar.
Hacer unas invitaciones de boda en formato digital es el primer paso que se hace, para enviarlas por mail o para imprimirlas, ¿por qué no aprovechar el formato digital? Podríamos pensar que es algo frío, inusual, sin embargo crear una web dónde publicar toda la información de la boda es una opción que evita muchos desplazamientos o llamadas para preguntarnos qué tipo de vestuario debemos llevar sino lo hemos indicado en la invitación.
Cada vez son más, los que optan por tarjetas virtuales e incluso interactivas, que crean una web y un hashtag para unificar información, si estás pensando en casarte y quieres ideas frescas pregúntanos, que además de publicistas somos relaciones públicas 😀
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