En general, compartimos nuestro día a día en las redes sociales, compartimos lo que comemos, lo que visitamos, a quiénes nos visitan, mostramos las últimas compras, celebramos nuestros cumpleaños y publicamos en forma de fotografía las novedades.
Algunas son realmente inocentes, vamos una fotografía de un cachopo no puede hacer daño a nadie. Sin embargo, podemos tener problemas si lo que subimos es una foto de un menor, de alguien por la calle trabajando o lo abarrotada que estaba la playa.
Nuestros egos se crecen cada vez que recibimos un like en una foto que hemos subido. Desde hace relativamente poco tiempo, he visto algunas imágenes que intentan demostrar el alcance de las redes, para ello, suben una foto a su perfil con un cartel entre las manos del tipo “Quiero enseñar a mi hijo hasta dónde pueden llegar las redes sociales” y con un mensaje bien claro, ¿me ayudas a compartir? Esta acción que puede parecer una chorrada, no lo es, cualquiera de los ejemplos se ha compartido más de 100 y ha recibido más de 2.000 comentarios, de los cuáles ¿a cuántos conoces? Seguro que no más de 50 ó 70 personas de las que han dicho que les gusta o comentado la foto.
¿Qué hacemos? ¿Dejamos de hacer publicaciones de fotos? No, esta solución, quizá sea demasiado radical para la mentalidad que nos ofrecen las redes sociales y a la que nos hemos acostumbrado.
Lo primero que debemos tener en cuenta, es si la foto que vamos a publicar tiene sentido con el objetivo de nuestro perfil, es decir, si el perfil que estamos construyendo en las redes sociales es para que te encuentre uno de eso cada vez menos mito, cazatalentos.
En ese tipo de perfil pues no deberías subir una foto con unos colegas brindando con un mojito, pues aunque sea una actividad normal en un día festivo o una semana de vacaciones, no está bien visto por los empresarios que podrían querer contratarte.
Otro tipo de perfil, el que tenemos casi todos, más personal, en el que no añadimos empresas, ni gente que no conocemos, nos puede hacer pensar que podemos subir o compartir fotos más comprometidas, ….yo no lo haría.
Cuando subimos una foto a cualquier red social, por lo general y lo que exponen en sus términos de uso, pasan a ser propiedad de ellos, y esto pues tiene cierta lógica, ya que para que los demás puedan ver esas fotos ellos deben guardarlo en sus servidores (son los discos duros que tienen las compañías para guardar toda la información que generamos en las redes sociales.
En Facebook se dice que se suben unos 3.000 millones de fotos al mes, que tienen que almacenar en algún sitio, estos sitios son edificios con máquinas grandes que van almacenando información, son granjas de datos que, de momento, son privadas.
Si no nos queremos ver en una situación comprometida, lo mejor es no publicar algún tipo de fotos que nos pueda hacer comprometer, y sino recordar la noticia de la semana pasada que se viralizó una foto de la presidenta del parlamento de navarra bebiendo a morro de un grifo de cerveza. Se puso el grito en el cielo, y es que tipo de actuaciones, que todos hemos podido hacer alguna vez en nuestro entorno, o alguna foto de las novatadas de la universidad, pueden hacer perdernos nuestro puesto de trabajo o que alguien nos tome en serio, porque seguro que quién ve una foto nuestra, sólo verá eso, la parte de un todo y podrá interpretar lo que no sepa, nuestro cerebro es así…
¿Qué tipo de fotografías se suelen publicar?
Algunos son más propensos a publicar fotos con su cara, les gusta, les sienta bien y los likes le suben la autoestima, otros prefieren subir fotos de partes del cuerpo pero sin que se les vea la cara, otros ni tan siquiera eso, sólo suben fotos de otros o de comida, animales…
Una foto nuestra de vez en cuando no viene mal, siempre nos gusta como evolucionan nuestros amigos, conocidos o personajes del Facebook, al final somos las personas las que hacemos las redes sociales.
Existen algunas formas de hacer que no todo el mundo vea las fotos que vamos a compartir, podemos bloquear, hacer la publicación más cerrada o incluso, sólo verlo nosotros, lo mejor es ser natural y compartir lo que nos apetezca siempre y cuando no ofenda a nadie, ni te deje en evidencia.
También existen otras opciones más privadas para compartir fotos que quieres que vean tus allegados y familiares de una forma segura. Son los álbumes compartidos entre dispositivos de Apple en la que autorizas el acceso al álbum a personas determinadas, para que cada vez que compartes una foto en el grupo tengan acceso a ella.
Otra opción es compartir una carpeta en Dropbox (si pierdes los archivos, los puedes recuperar), con un mail, o envíar los archivos por páginas web como Wetransfer, que nos permite enviar hasta 2GB de contenido de una sola vez.
Otra cosa que nos puede pasar es que busquemos las imágenes en algún banco de imágenes, en Google, en las redes sociales y que las publiquemos sin citar la autoría, sin comprobar si tiene o no derechos de autor, y la publicamos como si fueran nuestras.
La mejor opción es buscar imágenes libres de derechos, que permitirán publicar o editar según el tipo de licencia, también podrán ser para uso personal o comercial. Busca el símbolo de arriba entonces, podrás estar seguro sobre que estás compartiendo.
Además de ser un delito, podemos exponernos a multas, que según las condiciones de la propiedad pueden ascender hasta los 600.000 euros. Hace poco un banco de imágenes que vende imágenes por períodos de tiempo denunció a una persona que la había sacado de Google, al poco tiempo le llegó la posibilidad de arreglarlo de forma amistosa por el módico precio de 500 euros, sino quería verse en un juzgado estadounidense.
Lo mejor para esto es hacer cada uno sus fotos para publicarlas, y si realmente se quiere informarse sobre los derechos de distribución y atribución de obras. Citar la fuente suele ser lo más común, ya que internet al fin y al cabo es eso: COMUNIDAD.