Ahora que se acerca el verano y tenemos más predisposición a publicar las fotos de nuestros hijos en las redes sociales porque pasan más tiempo con nosotros, es el momento de recordar algunos consejos para, en la medida de lo posible, salir del foco que nosotros mismos estamos creando.
Y es que, los datos de un estudio de la UOC son, si me apuráis, escandalosos. La mayoría de los padres, el 89%, comparte una imagen de su hijo o hija al mes, ya no es porque ha pasado un cumpleaños, el primer día de escuela infantil o el primer diente que se la ha caído…hechos que quizá puedan resultar noticiables para nuestros amigos y familiares. Sin embargo, asombra más el siguiente dato y es que, la cuarta parte de la población infantil cuenta con perfiles en redes sociales antes de nacer.
El sharenting.
Todos estos datos tienen un nombre y se llama sharenting, el término proviene del inglés y es la suma de otros dos: share (compartir en inglés) y parenting (paternidad en inglés también). Es decir, compartimos todo, todo y todo lo que tiene que ver desde casi la gestación y hasta que los críos ya son mayores para decidir y comprobar qué fotos quiere subir o no. Esto supone las fotos de la ecografía, las visitas al pediatra, hechos relevantes como los que hacíamos alusión antes, hechos no tan relevantes…
Sabemos, porque nos lo dicen en todos los sitios y en muchas ocasiones, que lo de compartir fotos de los más pequeños no está bien, la pregunta es ¿por qué lo hacemos? Y la respuesta es, a priori, muy sencilla: PORQUE NOS GUSTA RECIBIR MÁS LIKES. Son muchos los bebés de internet a los que conocemos de primera mano desde que sus mamás los tienen en la barriga. En TikTok en concreto hay 3 mamás que son las promotoras con más seguidores que hacen este tipo de contenido. BonBonReich, JuliaMenúGarcía o Judith Arias.
Las tres, sin excepción, se han hecho personajes públicos por contarnos sus vidas en modo de primera persona, su día a día, sus rutinas de la cara, a los eventos a los que asisten…en fin, lo normal para un influencer, ¿qué pasa entonces? las tres se quedaron embarazadas y ahora, ya con sus bebitas porque las tres tienen niñas, han continuado con su contenido pero ahora pues tienen nuevas rutinas que están relacionadas con los purés, las rutinas del sueño, los looks, los paseos, las habitaciones…solo les falta enseñar cómo son las caquitas y, estoy segura, que exponiendo tanto sus vidas en petit comité sea lo que enseñen.
La cuestión es que cuando compartimos el contenido en las redes sociales, por muy inocente que nos pueda parecer para otros, los turbios como los pederastas, no lo es. Es contenido que utilizan y, en muchos más de los que os podáis imaginar, lo han cogido de los perfiles de los padres. Normalmente este tipo de imágenes están en el nivel 0 de la escala CIESI (Clasificación de Imágenes de Explotación Sexual Infantil), una escala que cuenta con 6 niveles donde el 0 es el más bajo y el 5 el más peligroso en el que ya estaríamos hablando de penetración de adultos a menores.
Lo curioso de todo esto es que, el 72% los agresores sexuales a los que se les ha incautado su botín tienen principalmente imágenes del nivel 0. Imágenes no eróticas ni sexualizadas de niños total o parcialmente desnudos, provenientes de fuentes comerciales, álbumes familiares o fuentes legítimas. Es decir, fotos no sexualizadas, normales, cotidianas.
Y, lo más grave es que no sólo hay este tipo de imágenes en internet sino que muchos padres y madres también comparten las imágenes que pueden dar pie a estar o ser o parecer sexuales, por ejemplo de un crío comiendo un plátano, algo que a priori no tiene mayor importancia, pero que estos depredadores buscan para hacer de las suyas.
La finalidad de éstos perturbados es, además para su uso personal y deleznables conductas, utilizar esas imágenes para crear también perfiles falsos con los que interactuarán con otros niños o menores. Es decir, se adueñan de las fotos que los papás y mamás suben para convencer a otros niños o niñas de que ellos también son pequeños «inocentes» y que sólo quieren jugar con ellos.
Todo esto ocurre en las redes sociales como Facebook, Instagram, TikTok o Youtube y, a pesar, de tener diferentes filtros y estar sumamente involucrados en la lucha contra la pederastia, aún hoy siguen apareciendo TimeStamps (marcas de tiempo) para ver en qué minuto o segundo exacto puede haber algo que pueda ser interesante para los pedófilos, por ejemplo en los vídeos de las actuaciones de final de curso que están a la vuelta de la esquina.
En fin, creo que por hoy, es suficiente, suficiente para recordar que debemos tener muchísimo cuidado con lo que compartimos, con quién lo hacemos y pensar en sí estamos vulnerando o no los derechos de los más pequeños. Que no significa, que un momento determinado una fecha señalada podamos compartir una imagen, pero….vaya, siempre utilizando el sentido más importante para navegar por la red, el sentido común.