Los audios de WhatsApp nacieron allá por el 2013 y desde entonces, cada vez les tengo más y más odio. Hoy os voy a explicar las razones de por qué cada vez me gustan menos. Al principio parecían una opción muy buena porque en teoría nos cuesta menos estar dando la chapa durante un minuto que escribir durante un minuto, el contenido es mucho menor que el podamos generar con nuestra elocuencia hablada.
Otra razón por la que parecía buena idea es que hay personas con capacidades más limitadas con la tecnología, bien por su edad o porque se hayan partido un brazo y lo tengan escayolado, que no pueden o les resulta muy difícil establecer una comunicación escrita con sus contactos. Con esta herramienta, es entrar en la app pinchar en el icono del micro y empezar a explayarse, sin más. Tienen hasta 30 minutos para convencernos o decirnos que nos vemos a una hora en un punto determinado.
La otra buena razón por la que los audios de WhatsApp es que es mucho menos dañino para la vista, las faltas de ortografía, la puntuación entre las palabras…la verdad es que puede resultar muy complicado. A pesar de tener a nuestro alcance la RAE, el panhispánico de dudas son muchos los que omiten las puntuaciones y otros las que ponen de más. Entre lo mucho y lo poco está el diccionario quién nos resolverá…
Volviendo a nuestro tema, por qué odiar los audios de WhatsApp, creo que el principal motivo de odiar los audios es la pérdida de tiempo que suponen, en primer lugar porque perdemos la capacidad mágica que hemos ido adquiriendo a lo largo de los años de leer en diagonal, porque no podemos y es que, cuando se trata de una misma información es muy distinta si la escribimos porque seremos mucho más concisos que si la tenemos que escuchar y descifrar.
Ejemplo texto:
¿tomamos un café a las 11?
Ejemplo audio:
Hooli! que estaba pensando que como es lunes, he dormido mal y necesito cafeína que si nos bajamos a tomar un café, así nos ponemos al día y charlamos sobre cómo va a ser nuestra semana. Además, me han dicho que hoy toca de pincho tostadas con tomate y jamón. Nos vemos a las 11 en el descansillo.
A esta perdida de tiempo, debemos sumarle el espacio y no me refiero a la luna y las estrellas, sino más bien al sitio donde nos encontremos para leer, digo escuchar, los mensajes que nos envíen. Por ejemplo, a veces estoy dando formación, en ese momento te llega un audio de un cliente que necesita que hagas una modificación en no sé donde….liada, porque no puedo dejar de dar clase para escuchar un audio, sin embargo, si mandase un mensajito…una foto y el cambio yo podría verlo rápido y cambiar, a lo mejor, el ritmo de la clase.
Otras veces, te pilla por la calle, ya de por sí, ruidosa y qué haces, te pones a escuchar en alto lo que te digan, puede que sea un mensaje chorrada o puede que sea algo más comprometedor, a más de uno le han enviado notas de audio, sobretodo en los inicios en las que aparecían unas señoritas gimiendo, pensando en que sería una información importante y resultó ser, un momento demasiado bochornoso en casa de los suegros, en la oficina, en el gimnasio….en fin, que son bromas pero depende de dónde estemos se entienden mejor o peor.
La solución para esto es muy sencilla, llevar unos cascos, no sólo para escuchar audios comprometedores o aburridos, sino también para escuchar la música que nos guste, ya que no sé, últimamente ir con el «loro» (vaya boomer que ha sonado eso) es una tendencia que, realmente es muy molesta.
Otro gran inconveniente de las notas de audio es que desde los navegadores del coche no los podemos oír, estamos conduciendo y el sistema puede leernos los mensajes que nos envían, las notificaciones (si es que así lo tenemos configurado) y las notas de audio no, el navegador te dice «Fulanito o menganita te ha enviado un audio» imagínate que vas en la autopista, acabas de arrancar para un viaje, en el que por lo menos, tienes una hora, ¿Y si es importante? ¿Y si es una urgencia? ¿Paras el coche y listo? Ufff, no me mandéis audios!
Otro de los grandes inconvenientes es que con los audios se nos dificulta la búsqueda de ciertos temas o palabras clave en las conversaciones en nuestros chats, por ejemplo, ese cambio que nos pide un cliente en lo que sea, si está acostumbrado a enviar audios, lo más seguro es que no nos mande ni uno, ni dos, sino muchos y quizá en ese momento dices, ah perfecto, este cambio, sin embargo, al llegar a la oficina no te acuerdas exactamente de cuál era, buscarlo es realmente difícil y te toca volver a escuchar esos audios, aunque sea a velocidades más rápidas el x2 o el x3…pero aún así sigue siendo una auténtica tortura.
¿Cómo evitar que nos manden audios?
Lo primero avisar de que no quieres ni vas a escuchar nada de lo que te manden, yo aviso a todo el mundo y, de vez en cuando aunque me los manden no escucho, salvo que sean de algún cliente que me manda algo rápido, porque …
Otra opción es instalarnos alguna app que nos permita transcribir la información que nos envían por audio, hay aplicaciones para todo tipo de dispositivos y, básicamente consisten en darle permiso a la app para que