El acceso a internet cuando viajamos parece casi imprescindible: Google maps, estar en contacto con la familia, entretenernos en los momentos por ejemplo de espera o de descanso en el alojamiento…son algunas de las opciones más habituales, si viajamos por la unión europea, no vamos a tener ningún problema hoy en día, ni tampoco un suplemento por acceder o llamar por teléfono, el problema de conectividad puede aparecer cuando nos vamos a otros países en los que nuestras compañías tele operadoras pueden cobrarnos unos 15 € por día y uso ilimitado de datos y llamadas, una exageración.
Donde fueres, haz lo que vieres.
Una solución podría ser, comprarnos una tarjeta de prepago en el país que visitamos, la semana pasada estuve en Marruecos, uno de esos países en los que el acceso a internet con la SIM de España tiene un coste bastante elevado, así que pensé «¿Y si compro una tarjeta SIM?» me acerqué a un punto de unas de las tele operadoras que trabajan allí, y pregunté cuánto y qué condiciones tendría por comprarme, me explican que la compra de la tarjeta es de 20 dh, lo que supone aproximadamente unos dos euros, más hacer una recarga que tenía un importe igual que podría destinar a las llamadas o los datos.
Podía repartir en porcentajes el uso que le iba a dar a una u otra cosa, así que opté por destinarlo todo a los datos, ya que teniendo datos iba a poder también realizar llamadas a través de WhatsApp, FaceTime, Skype o Facebook Messenger, y es que, entre todas las plataformas tenemos acceso a prácticamente todas las personas con las que pudiéramos hablar.
WiFi en público
Cuando viajamos fuera y no tenemos roaming, una de las primeras cosas que hacemos al aterrizar es conectarnos a la wifi que el aeropuerto nos facilita, pues queremos avisar que hemos llegado bien, revisar el mapa para llegar al alojamiento o solicitar un servicio VTC que nos lleve hasta el destino final, sin olvidarnos de que estamos en una WiFi pública y no debemos acceder a información privada como las cuentas del banco.
Una Wifi pública es toda a la que pueda acceder gente que no conoces de nada, algo que también ocurre en los alojamientos o los establecimientos a los que vayamos, y a la vez, suele ser una característica que buscamos antes de reservar nada, por aquello de ahorrar datos o no tener el roaming activo o que nos resultase demasiado caro y tampoco tenemos la necesidad imperante de estar conectados todo el día.
Los servicios de contenido a la carta no funcionan igual que aquí.
Una de las cosas que más me llamó la atención es que, intentando acceder a uno de los servicios de televisión digital que tengo contratado es que, con el DNi y la contraseña puedo acceder a un gran catálogo de contenidos, mi sorpresa fue cuando me dice que no puedo acceder a ello desde la ubicación en la que estoy. En parte, está relacionado al igual que los datos o las llamadas con el roaming, y es que, en Marruecos por ejemplo, no pude acceder al servicio.
Era el momento de buscar otra alternativa, conectarme a alguno de los servicios de vídeo bajo demanda, probé el acceso, no había restricción alguna para ver el contenido. Sin embargo, si tuve una sorpresa, intenté ver la nueva serie You, que había empezado en España el día anterior en español, al ponerlo desde Marruecos, la opción de escucharlo en español ¡había desaparecido! sólo estaba disponible en latino.
Esta desaparición del idioma no era en todos los contenidos, y como me resultó tan curiosa, comenté con la plataforma la situación, la respuesta es bastante sencilla: las licencias. Y es que el catálogo en cada país es diferente, las licencias les permiten o impiden la publicación de los títulos y además también tiene influencia las costumbres o tradiciones de cada país.
La mejor fórmula para viajar al extranjero sin roaming
Antes de viajar dónde sea, llama a tu operadora y pregunta por qué condiciones te ofrece de conexión a internet o llamadas de teléfono.
Si puedes (porque conoces a alguien en el destino o porque aparezca por internet) también antes, consulta qué precios tienen allí para las tarjetas de prepago y si la moneda es distinta a cuanto equivale.
Localiza en los escaparates de las cafeterías o restaurantes si tienen WiFi para conectarte de vez cuando y revisar las notificaciones o hablar con la familia.
No te agobies sino encuentras información sobre la ciudad en español y busca con la ayuda (si no conoces el idioma) del traductor de Google, debemos tener en cuenta que aunque muchos españoles viajemos fuera de Europa, no siempre es el idioma principal o habitual de un país.
Y sobre todo, disfruta del viaje porque si estamos mirando la pantalla no podremos ver esas cosas que hacen especial los destinos de vacaciones.