Black Mirror es una serie ahora propiedad de Netflix, uno de los servicios en los que podemos ver contenido audiovisual a la carta. La serie empezó allá por el 2011 y no tiene una trama que debamos seguir por orden, lo que si tiene es un argumento y es cómo la tecnología llevada al extremo nos puede hacer esclavos de ella.
La serie tiene poquitos capítulos, 13 repartidos en 3 temporadas, a cada cual más sorprendente, son historiones que hablan de la tecnología desde un punto de vista extremo, que nos condiciona la vida y que predeciblemente podríamos llegar a vivir.
La serie habla desde un punto de vista un tanto inquietante como la sociedad está sumida en la necesidad de volcar información, es una serie que podría ayudarnos a entender lo que podría pasarnos con el uso de internet y las nuevas tecnologías.
Desde un caso de malware, en el que un chico adolescente empieza a ver imágenes de chicas para animarse un poco, el malware ha podido acceder a la webcam y le ha grabado haciéndose una pajilla. Algo tan inocente, que es habitual en adolescentes y los que no lo son tanto. Le lleva a una serie de situaciones muy incómodas como robar un banco a cambio de no difundir las imágenes.
A través de mensajes que le hacen llegar contacta con otras personas quiénes sí tendrían problemas en la vida real. Lo que podemos aprender de esto es que además de limpiar nuestros ordenadores de vez en cuando y tener precaución con lo que nos descargamos, podemos tener pequeñas costumbres que eviten estas situaciones, como por ejemplo poner un papelín delante de la cámara y quitarlo sólo cuando vayamos a hacer videoconferencias.
La tecnología y las redes sociales no sólo pueden extorsionar a un chico de 13 ó 14 años, sino también a los queridos políticos, es el primer capítulo de todos, y si no sabes muy bien de qué va la serie, quizá te haga no ver más, porque es un poco desagradable. Secuestran a una chica, que además es princesa, para condicionar al canciller a tener relaciones sexuales con un cerdo y, lo peor de todo, a emitirlas en directo en todas las televisiones del Reino Unido, lugar en el que transcurre toda la serie a cambio de salvar la vida de la princesa.
Otro de los capítulos se basa en las puntuaciones que nos da la gente con la que nos relacionamos. Con el móvil a cuestas, la protagonista tiene que conseguir una puntuación de 4,5 o más sobre 5 para poder acceder a alquilar un apartamento. Según el tipo de puntuación que tienes, por el estilo de vida, tu personalidad o lo que aportas a tus amigos, podrías tener una serie de ventajas sobre otros. Sin embargo, lo difícil de la fama, en cualquier ámbito, es saber lidiar con las situaciones tensas, las crisis de comunicación, para que tu puntuación no termine siendo de 1 o menos y por tanto, acabar siendo mal visto por la sociedad en general que accede a tu perfil.
La serie no tiene desperdicio y además los creadores también sirven al público para que podamos calificar a nuestros amigos, tanto es así que han creado una página para emitir el mismo tipo de puntuaciones. La web se lanzó al mismo tiempo que el primer capítulo de la tercera temporada que ya está disponible en Netflix al completo, se llama https://rateme.social/ y con poner el nombre de nuestro amigo y el nuestro generará el mismo ruido y la misma publicación que podremos compartir con nuestros amigos en las redes sociales.
Otro de los grandes capítulos relata cómo podremos morir y quedarnos a vivir en la nube para siempre, una historia que narra cómo la realidad virtual y el almacenamiento puede crear un mundo artificial y que es el mismo día tras día puede darnos esperanza, es un programa que tiene el uso limitado a 5 horas a la semana, empezó como un tratamiento para personas con alzheimer. Esto de morir en la nube no suena tan raro, teniendo en cuenta la de opciones que las redes sociales, en concreto Facebook, nos permite configurar nuestro perfil para cuando nos muramos.
O en el caso de morir, cómo nos pueden suplir con inteligencia artificial, un servicio digital que accede a todos los perfiles que hemos tenido activos y crea a partir de las publicaciones la personalidad de la persona que se ha ido, la protagonista puede ir ampliando los niveles, hasta que recibe un prototipo de persona que tiene que meter en la bañera para tener a su novio de nuevo con ella.
Son muchos los capítulos inquietantes que nos hacen vivir cada una de las 13 historias hasta ahora, con intensidad, nos hacen reflexionar sobre cómo debemos operar con la tecnología para que no se convierta en nuestro enemigo y también otras que nos harían la vida más sencilla y práctica, como crear una estación de domótica totalmente personalizada a nuestros gustos insertando previamente un chip en nuestro cerebro que aprenda todos nuestros gustos. Como todo con moderación.
Lo único que os podemos decir es que la veáis, si os gustan las series pseudo de ciencia ficción que te hagan reflexionar un poquito de una forma sútil y encima bien hecha, esta es una de las que no puedes dejar de ver. ¡Ya estamos esperando la siguiente temporada!