Desde el año 2010 se viene escuchando exponencialmente sobre la gamificación para mejorar procesos en los negocios o incrementar ventas divirtiendo al usuario/cliente. Y no es para menos, se ha demostrado que sirve para ello, pues es una estrategia de motivación para clientes o públicos internos. Si motivamos a la persona se conseguirá activar el talento de una forma positiva. Parece complicado, y lo es, pues se tienen que tener en cuenta diversos factores para llevar a cabo este proceso.
¿Qué es gamificación?
La gamificación es un conjunto de técnicas de juego que se aplica a la resolución de problemas complejos en un entorno no lúdico.
Para entender este concepto bastante novedoso debemos comprender las partes implicadas por separado: Juego, técnicas de juego, problema, complejo, entorno, lúdico y combinarlas para generar realmente la identidad.
El juego:
Antes de empezar a definirlo tenemos que hacernos varias preguntas: ¿Por qué un juego es divertido? ¿Por qué las personas jugamos?
Para responder a estas preguntas nos trasladamos a un estudio reciente publicado por la revista científica Psychological Science , una revista de la Association for Psychological Science, este estudio es una investigación sobre ¿porqué las personas encuentran divertido jugar?
La investigación encontró que el juego era la plataforma ideal para que las personas «traten sobre diferentes sombreros» y que adquieran una característica que les gustaría tener. Consiguieron esta conclusión después de involucrar a cientos de jugadores de juegos casuales (más adelante hablaremos de ellos) y cuando finalizaban se les preguntaba qué sentían después de jugar en relación a los atributos del yo que esperaban ser.
Los juegos además de entretener, nos enganchan la pregunta es ¿por qué somos adictos a los juegos? ¿Quién no ha sucumbido alguna vez a Candy Crush, Los Sims o Angry birds?
El placer de jugar
La realidad es que jugamos porque nos produce placer, y ese placer es consecuencia de nuestro cerebro pues, al jugar segregamos sustancias químicas, las endorfinas. Que favorecen, entre otras cosas, que seamos felices.
Empezamos a jugar desde que somos pequeños y nos ponen móviles encima de la cuna, comenzamos sin reglas, nadie nos dice cómo podemos jugar o qué paso es el siguiente.
A medida que se crece empezamos a tener normas, por ejemplo, un niño de 4 años que después tiene que recoger los juguetes ya tiene su primera regla. Avanzamos en la vida y los escenarios cambian, siguiendo con el ejemplo del niño, empieza en la guardería y juega con sus compañeros, el entorno es diferente al que dispone en su casa y por tanto, se añaden nuevas normas en este caso, referentes al comportamiento que debemos tener para poder jugar con nuestros semejantes.
Pasamos nuestra niñez jugando, imaginando y añadiendo reglas, situaciones o roles que nos ayudan a desarrollarnos inteligente y personalmente. Los beneficios de jugar siempre se han aplicado a la educación y desde hace unos años para aquí también en la empresa para mejorar rendimientos de equipo o motivar a los trabajadores/colaboradores.
Las características de los juegos
Jugar es gratis, no me refiero a la compra del juego (que rondan por lo general los 30€), sino a la acción de jugar, en principio jugamos porque nos apetece, no produce placer o nos recompensa el intelecto al superarnos.
La actitud que debemos tomar en el juego, dependerá entonces de otro factor más. Hay que desarrollar diferentes roles para que el propio juego funcione, el Monopoly, por ejemplo, es necesario que además de jugadores que participen, uno que desarrolle el rol de “banquero” o lo que es lo mismo, un rol que gestiona el dinero de las compras, ventas o beneficios que ofrecen las tarjetas.
El objetivo del juego
Por último, es necesario un objetivo, en el del Monopoly por seguir con el mismo ejemplo, es “arruinar” al resto de los jugadores competidores o participantes. Las estrategias para alcanzar que los demás se arruinen pueden ser tan variables como los propios jugadores.
Una vez que tenemos claros los elementos de un juego: una situación, un rol, unas reglas y un objetivo. Podemos diferenciar los tipos de juego que existen.
Tipos de juegos
Los podríamos diferenciar históricamente, tradicionales o modernos. Por edad para niños, para adultos. Por el objetivo que se persigue. Por la morfología del juego: de cartas, tablero, arcade…Por el número de jugadores, solitarios, para dos, multijugador.
Los componentes del juego
Un juego tiene reglas, estrategia y recompensas o resultados. Las reglas son directrices que condicionan el resultado final. La estrategia es el camino que sigue el jugador. Y las recompensas pueden ser tangibles o que afecten al propio individuo.
Las reglas dependerán del tipo de juego con el que estemos jugando. No es lo mismo, como es obvio, las reglas de la Oca que las reglas del Risk por ejemplo. Unas son más sencillas, otras más complejas y sin embargo las estrategias (también dependientes de la probabilidad) aparecen diferentes según la experiencia en el juego.
En futuros post hablaremos sobre otros elementos de la gamificación, suscríbete a nuestra newsletter para estar al día 😀
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