La Navidad ya ha empezado, ya tenemos las primeras ciudades iluminadas, los escaparates llenos de nieve, Reyes Magos, los árboles en el salón y mensajes publicitarios emotivos en todos los canales de comunicación. Las empresas suelen celebrar o regalar algo a sus empleados, las tradicionales y clásicas cenas de empresa.
Cenas a las que no siempre nos apetece ir, bien porque ya pasamos mucho tiempo con nuestros compañeros de trabajo o bien porque no nos caen del todo bien (sí como compañeros no como amigos) y prefiramos quedarnos en casa con nuestras familias.
Hay que cortarse un poco si vamos a una cena de empresa, porque nos puede gustar el cava y finalizar la noche, con una exaltación de la amistad o cometer «errores a largo plazo» como liarse con algún compañero de la empresa, algo que puede ser divertido y un arma de doble filo. Algunas empresas, incluso, prohíben las relaciones entre miembros de un equipo para evitar «potenciales problemas» en su estrategia empresarial.
El modelito que escojamos para asistir debe ser coherente con la imagen que lucimos en el día a día de la empresa, o por lo menos acorde al sitio que vayamos a cenar, algunos se cambian tanto de look que parecen adolescentes que se han cambiado en el portal de sus padres. Vale que una cena es para ir a pasárselo bien, sin confundir las churras con las merinas, una cosa es pasar un rato ameno y otra pensar que es nochevieja y lo estamos celebrando con nuestros amigos en casa, nos comportamos de una forma diferente, sin salirnos de nuestra personalidad ¿no?
Las cenas de empresa, las cestas navideñas o los regalos han ido disminuyendo su frecuencia y volumen, diferentes motivos como la crisis, priorizar gastos, que la mayoría de empresas en España son micropymes o falta de ganas de organización son algunos de los más habituales, y que echan para atrás a la empresa para crearlo.
Se pueden hacer multitud de regalos para felicitar la navidad sin que suponga un gasto elevadísmo o que no se puede asumir, con un poco de creatividad y pasión se podrán generar acciones de bajo coste y alto impacto tanto para los colaboradores como para los clientes o distribuidores.
Hacer una campaña lowcost para la navidad no es tarea fácil, porque gastar poco no significa ser cutre ni tampoco hacer un calendario con un gatito.
Una acción lowcost es optimizar los recursos disponibles para sacar el mayor rendimiento y por supuesto, siempre siendo acordes a la estrategia de la empresa, lo que dice y cómo lo dice.
Es importante no olvidarse de esto, por ejemplo, si tenemos una carnicería no tendría sentido regalar pescado.
Una acción lowcost permite llegar a los públicos concretos, partiendo de la base que este tipo de acciones las desarrollan micro y pequeñas empresas, debemos saber escoger muy bien a quién o qué tipo de público queremos dirigir nuestros esfuerzos navideños. Si para los clientes, lo más atractivo siempre son las rebajas, pero estas rebajas además de casi obligatoriedad, son acciones que no fidelizan, y el objetivo de cualquier empresa debe ser además de atraer nuevos clientes, mantener los que ya tiene.
La clave para un buen regalo navideño de empresa no es el qué sino más bien el cómo, la forma en qué envías el regalo, cómo son los pequeños detalles, cuál es el mensaje o el sentido del regalo con lo que la empresa desarrolla o vende.
Recibir y dar regalos es algo que a todos nos gusta, es más habitual en las grandes empresas y a nivel personal, aunque cada vez los pequeños comercios se atreven a hacer algún tipo de acción creativa y vistosa para su público y los transeúntes o los usuarios que llegan a sus webs (bueno de los que la tengan, otro día hablaremos de las razones por las que un pequeño negocio no está dispuesto o no quiere crear su web).
En definitiva, regalar mola y que te regalen más, si este año no sabes que regalar o cómo enfocar el regalo para que realmente surta efecto ponte en contacto con nosotros 😀