Parece que cada vez más nos estamos acostumbrando a pedir comida a domicilio o a solicitarla en el restaurante o cafetería a través de sistemas tecnológicos que van desde las campanillas digitales al uso de aplicaciones o dispositivos del establecimiento para realizar el pedido.
Las campanillas digitales es uno de los sistemas más económicos que puede haber, son unos aparatos pequeños que se colocan encima de la mesa del restaurante, cafetería o bar y tiene tres opciones señaladas por símbolos para que el camarero venga o nos traiga la cuenta.
El cliente se sienta y solicita que venga el camarero, una notificación llega a la barra y ya se acercan a ver lo que necesitas, esta herramienta es muy buena sobre todo para los sitios muy grandes en los que es difícil ver en un vistazo quien acaba de llegar, o en las típicas terrazas que no están justo en la fachada del establecimiento, sino que están cruzando el paso de cebra o a la vuelta de la esquina.
Otro mecanismo menos económico es la implementación de una aplicación del restaurante dentro del dispositivo del usuario o poniendo a disposición del usuario uno en el que tenga acceso a la aplicación.
Estas aplicaciones recrean la carta o el menú del restaurante y desde ellas podemos tener la información nutricional, podremos buscar más cómodamente los platos, tienen un buscador que nos ofrece los resultados según la carta que tengan, podemos filtrar también los platos que sean aptos para celíacos o que tengan picante, por ejemplo.
Existen dos tipos los sistemas que se desarrollan únicamente para un restaurante en cuestión o en los que podemos añadir nuestro menú y personalizarlo, de momento la opción más económica y menos problemas tiene a largo plazo es la última, empresas como Softme que facilitan esta labor mucho más.
Podremos ver el aspecto de los platos en diferentes fotografías si el establecimiento ha preparado con cariño el menú digital. Digo con cariño, porque muchos casos lo que ocurre es que si les parece muy buena idea lo de tener un menú digital pero no caen en la cuenta que además de implantar la tecnología también tienen que elaborar fotografías profesionales, la descripción completa de los platos, los ingredientes, ellos con poner la opción y el precio, les vale, también es cierto que esto es un porcentaje bastante pequeño de los empresarios.
Por otro lado, muchas de estas aplicaciones, solo por utilizarlas nos ofrecen descuentos y promociones hasta que nos hayamos acostumbrado a usarlo. Podremos realizar pagos desde la propia aplicación o nuestro móvil, en países como España seguro que baja el nivel de propinas, no estamos acostumbrados a dejarlas cuando pagamos con moneda física, menos cuando nos dan el pago con tarjeta, aunque si quisiéramos tampoco dejan añadir el importe en concepto de propina, por lo que tendremos que entregarlo en efectivo, y, esto puede suponer un problema para el que paga, que seguro más de uno paga con tarjeta porque no lleva efectivo.
Algunas de estas herramientas de menú digital también nos dejan compartir las imágenes en nuestras redes sociales o subir las imágenes de lo que nosotros nos hemos pedido para añadir valor añadido a esta carta.
Los comentarios muchas veces no nos permiten hacerlo, no sé si por miedo a la crítica o simplemente por desconocimiento de la opción, la cuestión es que si en una carta digital podemos añadir las impresiones que hemos tenido de la comida aportará mucho valor añadido a los clientes que podrán decantarse por un plato u otro en función de las críticas o valoraciones que hayan tenido por parte de otros. Y el restaurante por su parte podrá mejorar la oferta cambiando, eliminando o añadiendo platos.
Existen otros dispositivos que también son tecnológicos y sirven para que nos avisen cuando nuestra mesa está preparada. En Gijón, la pulpería que hay en los bajos del Molinón es un gran ejemplo de integración de la tecnología en el restaurante, es un sitio que además de rico es bastante asequible y aunque el espacio de las mesas es bastante grande, se generan colas infinitas, el dueño ha implementado unos avisadores para que sepas cuando te toca.
Llegas al restaurante solicitas mesa y preguntas a qué hora me toca, el maitre o el jefe de sala de ese momento nos entregará una especie de teléfono móvil que nos avisará hasta en un radio de 8 km con vibración y sonido que es la hora de nuestra mesa.
Cada aparato tiene un número asociado que será el que marcará el dueño del establecimiento. Una vez que te sientas, el camarero también llega con un móvil en el que realizará nuestro pedido que recibirán en cocina y lo prepararán, casi antes de que se haya marchado el camarero ya está volviendo con la comida.
Estas herramientas también nos ayudan a mejorar los procesos de comunicación y satisfacción del cliente porque podemos estudiar además los errores o problemas que pueda haber para solventarlos.
El implementar esta tecnología en los hoteles, bares, cafeterías, restaurantes o sitios de comida rápida puede mejorar los tiempos de espera de los clientes, conocer las necesidades o puntos fuertes del establecimiento.
En el caso de las campanillas no tanto, pero en otros sistemas en los que se almacena la información de los platos que más se piden, las comandas quedan registradas y podremos realizar estadísticas que nos ayuden a mejorar nuestro negocio.