Llega la hora de la cena y más de uno busca algún programa, serie o película para ver mientras lo hace o desconectar un poco antes de irse a dormir. Cada día de la semana las grandes cadenas de la televisión se esfuerzan en ser líderes de un mercado cada vez más saturado y con más variedad en temáticas, contenidos y formatos.
Todos los canales de televisión tienen una cosa en común y es la publicidad, de la que habitualmente nos quejamos por su extensa duración o porque nos cortan el capítulo en su punto más álgido, nos frustramos porque si estamos viendo una serie tipo Juego de Tronos o Fear the Walking Dead la ansiedad aumenta en colaboración con los guionistas que deciden dejar la trama abierta para el siguiente capítulo.
¿Se puede ver contenido audiovisual sin publicidad?
En la actualidad si queremos evitar ver publicidad podemos contratar servicios de internet que nos dejan seleccionar y pagar por el contenido que queremos ver, siempre y cuando tengamos acceso en algún dispositivo con conexión a internet. Las cuotas no son demasiado elevadas y evitaremos las esperas por publicidad que nos regalan los grandes y más pequeños canales de televisión.
Estrategias para impulsar los impactos
Obviamente una de las principales fuentes de ingresos de las cadenas es la publicidad, se supone que el modo y la forma en que se emite publicidad está regulada, aunque no siempre tenemos la suerte de verlo, en otras ocasiones ajustan al máximo los minutos para hacernos tragar y tragar más publicidad, por ejemplo, cuando podemos ver la cabecera del programa o serie que vamos a ver y según termina esta ponen un bloque de anuncios que dura casi 10 minutos.
Esta estrategia les permite robar unos minutos de la publicidad que pueden emitir en una hora, basándose en que el programa o la serie ya ha empezado…esto es como el «aceptamos pulpo como animal de compañía» porque la cabecera llega a parecerse a un anuncio más que a formar parte de la identidad de la serie o programa en cuestión.
El contenido de los anuncios y su poca variedad
Si nos paramos a ver el tipo de anuncios por los que se pagan cantidades estratosféricas a cambio de minutos en prime time (el horario de máxima audiencia), nos damos cuenta de que la mayoría son coches, detergentes, algo de tecnología, otros contenidos de cine o tv y alguna que otra web de apuestas o buscadores (para ligar, para asegurar, para comprar, para alquilar…) y todavía nos molesta aún más porque aparte de estropear el contenido no nos cuentan nada nuevo o que nos interese.
La publicidad nació como un servicio de información que las marcas (ya sean multinacionales o un negocio local) utilizan para difundir un mensaje concreto, intercambian espacios en las cadenas a cambio de un monto. Se esfuerzan en informar más que convencer y utilizan diversas técnicas o recursos con las que consiguen argumentar sus características, las del producto o servicio que venden.
Las fórmulas a pesar de ser caras parecen clones unos de otros, nos venden un mensaje muy similar que se desarrolla en un hilo bastante simple, un coche que es muy bonito con el que puedes viajar y cumplir tus sueños…mmm que creativo ¿no?
¿Qué comunicar?
La duración de los anuncios televisivos suele rondar entre 15 y 45 segundos, aunque algunos optan por algo más largo, los anuncios de la Navidad de Loterías y Apuestas del Estado o el de Freixenet son algunas de las marcas que potencian sus estrategias con anuncios de larga duración y que buscan fomentar el debate de los espectadores y medios de comunicación, lo tienen más fácil, llevan años y años comunicando y haciéndose un hueco en la memoria de las personas, si fallan es que algo que va mal.
¿Por qué causan tanto debate y revuelo? En primer lugar por la expectativa que tenemos sobre ellos, se espera que hagan un anuncio muy emocional y poético. En segundo lugar porque el anuncio no va a gustar a todos por igual unos creerán que es demasiado ambicioso, otros que si es cutre, algunos se enamorarán y otros dirás ¡qué pesadez todas las navidades con el mismo anuncio!, opiniones como siempre para todos los gustos, que muchas veces se ironizan en forma de memes.
En definitiva, si vas a crear un anuncio asegúrate que llamará la atención, al menos de tu público objetivo, no caigas en los tópicos y se creativo, para eso tienes que tener muy claro quiénes son tus clientes, qué les gusta y por supuesto cuál es el mensaje que vas a comunicar o que quieres transmitir.
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